domingo, 29 de julio de 2012

Cirugía (parte 2: rellenando huecos)

                                                                                             
LaChicaDelPeloAlborotado nunca ha visto esa carta. 

Yo nací justo el día siguiente a su salida del quirófano. Amanecí en su piso sabiendo que tenía que  disfrutar de los pequeños placeres de la vida, pero descubrí mi misión exacta el día que LaChica escribió en su lista “mirarme la cicatriz” y me puse a buscarla, en mi piel no estaba, ni en la suya; la encontré en sus diarios, en las cosas que hablaba con la gente. La carta me sirvió para entender cuál era “mi misión”: rellenar los huecos de esa cirugía.

El problema de cortar el alma es que las incisiones son imperfectas. Los sentimientos se enmarañan con los recuerdos, con palabras, con una imagen, un sonido… La cicatrización es larga y complicada porque hay detalles que hacen saltar los puntos y reabrir la herida.

Pensé en hacerla unos trasplantes. Podríamos poner las palabras de otro en su boca, suplantar su alegría con algo de euforia rápida, conseguir cariño fácil… Si bien es cierto, cuando se hacen trasplantes se somete a los pacientes a una importante inmunodeficiencia para no rechazar el nuevo órgano. Esta idea del relleno-trasplante requería una anestesia del raciocinio, un vivir sin pensar y llenar el tiempo sin reflexiones. Y descarté la idea, pensé que al final estaríamos llenas de cosas inútiles, de semillas que no germinan; y los huecos seguirían vacíos.

Recordé esta cita: “Siempre he creído que en la vida hay persona que te alimentan, que te quieren y que necesitas de tal manera que cuando los pierdes nadie puede llenar ese vacío”. Cuando la leí por primera vez me quedé con la idea de que los huecos hay que rellenarlos, nunca he pensado en la dificultad posible de hacerlo. Además en este caso la persona que había dejado el vacío era ella misma, así que me pareció más sencillo.

LaChica sola no ha sido capaz de llenar los huecos, ocupa su tiempo con trabajo y obligaciones, y en las listas de cosas pendientes lo último es mirarse por dentro. Esas cosas son las que hago yo: vivo con LaChica cuidando su esencia, haciendo germinar la sonrisa y el bienestar, haciendo crecer las palabras bonitas, la risa, la seguridad, la creación… Haciendo las cosas que la gustan y que la reconfortan; porque gracias a nuestra conexión simbiótica las grandes sensaciones y sentimientos, buenos y malos, son de ambas.

Mocho

Nota: La cita pertenece al libro de Albert Espinosa “Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven”.

domingo, 22 de julio de 2012

Cirugía (parte 1)


Carta a LaChicaDelPeloAlborotado.

Siempre dijiste que al entrar en el quirófano ibas a aprender, pero se apagó la luz y no puedes explicar si fuiste cirujana o anestesista. Sabes que saliste medio vacía por dentro.

Estuviste 11 meses en esa sala, algo de dolor, pocas visitas; pero aguantabas. No eres capaz de explicar por qué. Cuentas que había algo ahí dentro que te hacía permanecer y, a veces dices, que te perdiste en la oscuridad y no encontrabas la puerta.

Hasta que saliste por tu propio pie. Sabías que fuera te estaban esperando, tu gente, la de siempre; pero hay heridas que hay que curarse solo.

Y cuentas que has aprendido, pero… ahí tienes la cicatriz.

La cicatriz no se ve, se siente y dibuja el mapa de tus amputaciones. Se extiende desde la garganta (te olvidaste de hablar), avanza por el pecho (perdiste la capacidad de amar), atraviesa el estómago y las vísceras (desapareció tu alegría) y llega más allá del ombligo (diste tu esencia).

Estabas vacía, y creo que saliste de allí porque no te quedaba nada más que ofrecer en aquella cirugía. Bueno sí: tu vida entera, pero no estabas dispuesta; el dolor de perderte a ti misma era insoportable.

Mocho

PD: El dibujo es de LaChica, lo encontré en su diario.

domingo, 15 de julio de 2012

Inadaptada


Casi rozando los treinta, y la evolución de esta especie no tiene sentido.

Concretemos a la especie que vive en Madrid. A mi edad mi madre tenía un trabajo estable, estaba casada, con dos hijas, y un techo casi propio.

Y los tiempos cambian, estudiamos mucho porque era (y es) importante, y así lograríamos un buen trabajo. Formarse es importante, “un pueblo que no sabe leer ni escribir es un pueblo fácil de engañar” decía el Che Guevara. Ahora hay que aprender a leer y  escribir, y además saber derecho y económicas.

El caso es que a mis casitreinta tengo una carrera, mil cursos, un posgrado y sigo estudiando; los sueldos son enanos, no tengo un trabajo estable y el paro está por las nubes, vivo de alquiler, y comprarse una casa es vender tu alma al banco (40 años de hipoteca significa que a los 70 seguiré pagando una casa, es decir cada mes le daré más de la mitad de mi sueldo al banco. Creo que es mejor venderle el alma al diablo).

Y me acuerdo de Maslow y su pirámide:
 
Y esta sociedad empieza a flaquear en el mantenimiento de las necesidades de seguridad.

Yo misma soy capaz de cubrir mis necesidades fisiológicas. Y el sexo con precaución porque tener un hijo dignamente me parece una tarea imposible. Ser madre, que era el juego de la infancia, se quedará en “el nenuco” o “la pocaspecas”. Poder alimentar a un hijo (con lo que hay, nada de pijadas ecológicas), darle higiene, vestirlo, y poder educarle tanto en su colegio como en su casa es una utopía; y tendrá las mismas oportunidades de ir a la universidad que de ser un superhéroe.

Por eso creo que esta sociedad va contra natura, va contra nosotros mismos, contra los pobres de esta especie. Si dividiéramos la ciudadanía de Madrid en ricos y pobres, creo que los pobres podríamos servir de alfombra para que los ricos pasearan a sus anchas. Nos hemos acercado a las situaciones que leía hace años sobre los países subdesarrollados: el mal reparto de la riqueza, poco desarrollo de la investigación, corrupción política… Y sí, creo que podemos estar peor.

Ha quedado un poco triste esta semana, pero no podemos ser insensibles a esta realidad.
Van a acabar con todo.

LaChicaDelPeloAlborotado


Fuente de la imagen: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow

domingo, 1 de julio de 2012

Le llamaban Croqueta


Sábado mediodía. Menú: Gazpacho. Croquetas con ensalada (Caseras, por supuesto). Yogurt natural.

 6 croquetas

Cuando llegué de trabajar, el edificio era una jaula de grillos. Más de la mitad de los vecinos corrían por los rellanos, dando voces y tirando zapatos y pantuflas.

¡Aquí¡ ¡Aquí, aquí¡ ¡Ha bajado al primero¡

Doña Angustias estaba en el hall sentada en una silla, riéndose


       -Ha entrado un gato y no consiguen sacarlo. Llevan el día entero así.

Por el hueco de la escalera pude ver una mancha negra subiendo al tercer piso, seguido por la del primero izquierda y el hijo de los del tercero.

     - No, no, no. Por ahí nooo… ¡¡¡Joder¡¡¡¡ Doña Angustias¡ ¡que se ha dejado usted la puerta de casa abierta¡.- gritó un vecino.    
 
      - Uy- la anciana ocultó su risa con las manos.

En un platito, debajo de la mesa del comedor, una croqueta está siendo devorada mientras yo me bebo el gazpacho.

5 croquetas

No consiguieron coger al gato aquel día, ni al siguiente, ni al otro… y al final, se cansaron de intentarlo. El animal convirtió los cinco pisos de escalera en sus dominios. Para dormir, alternaba los felpudos de las puertas según el frío que hiciera. Por las mañanas acompañaba a todos los vecinos hasta la puerta cuando se iban a trabajar. La del segundo derecha le tenía pánico. Cuando quería salir de casa  me gritaba por la ventana del patio para que le llamara. El gato venia hasta mi casa y ella aprovechaba para salir. Pero él, en cuanto escuchaba como se abría su puerta, salía corriendo detrás de ella. Y ella a gritos escaleras abajo…. Creo que el gato se divertía…  

Se tira al suelo, boca arriba con las patas estiradas, haciendo el muerto y mirándome. Inevitable… Le cae otra croqueta.

4 croquetas

Al mes de su estancia en el edificio, el gato tenía sus propias rutinas.
Durante la semana le hacía compañía a doña Angustias mientras su hijo y su mujer se iban a trabajar.
Por las tardes jugaba con los niños del quinto al escondite.
Los fines de semana por la mañana, yo dejaba la puerta abierta de casa y venía a hacerme compañía mientras fregaba los platos, barría, tendía la colada…
La del segundo seguía teniéndole miedo y él lo sabía.

Me he dejado el vaso de agua en la cocina.
Me han robado una croqueta…

3 croqueta

A los dos meses  empezó a dormir todas las noches en mi felpudo. Antes de irme a la cama, le dejaba un cuenco de leche templada en la puerta y le daba las buenas noches.
Hace una semana, me desperté de madrugada. Había un ruido en mi puerta. Era el gato, estaba arañándola. Cuando abrí se coló en casa y se fue directo a mi cama. Desde entonces, pasa las noches conmigo.  

Esta croqueta me la como yo.

2 croquetas

Cuando me voy a trabajar me acompaña a la puerta y se va a casa de Doña Angustias para pasar el día con ella. Al volver, en cuanto escucha como abro el portal, baja las escaleras como loco y nos vamos juntos a casa.
Le gusta sentarse en un taburete para verme cocinar.
Le ha cogido cariño a una manta roja y la lleva de una lado a otro de la casa.
Tiene un pequeño complejo de urraca y me esconde los anillos para jugar luego con ellos. Casi todos terminan debajo del sofá.

Se sube a la mesa. En el plato solo quedan 2 croquetas. Poco a poco se va  acercando. Nos enzarzamos en una pequeña  lucha para que no llegue al plato pero él es más rápido que yo y le pega un zarpazo a una de las croquetas. Termina en el suelo….

1 croqueta

No le he puesto collar. No le gusta. No me gusta. Convivimos, somos compañeros de piso. No soy su ama. 
Le miro. No tiene nombre. Debería ponerle uno.
Me mira con ojos ansiosos. Le encantan las croquetas de jamón. Caseras, por supuesto.

Miau. Mirada a la última croqueta. Miau.

Se la doy.

Ya sé cómo le voy  a llamar... y me voy a hacer algo más de comer.


Bata