domingo, 21 de octubre de 2012

La Abuela visita a Caperucita Roja




El jueves me llamó el alter ego de la Abuela de LaChica. Vendría a casa el domingo; LaChicaDelPeloAlborotado no estaría, así que sería una velada de alters ego.

El domingo a las 17:30 horas la Abuela me llamó. Salía de su casa y vendría por el bosque. “Ten cuidado con el lobo”, le dije, “Bah, no me preocupa” respondió. A las 18 horas sonó el portero automático, ¡ya está aquí! Yo estaba nerviosa porque apenas habíamos hablado por teléfono y tenía curiosidad por saber cómo sería, que me contaría, si le gustaría la casa... Llamó a la puerta con los nudillos. Al abrir descubrí un pelo canoso corto y despuntado, unos ojos pintados de negro, una mujer delgada y fuerte; llevaba unos pantalones negros ajustados, unas botas y una cazadora de cuero. Daba un poco de miedo, pero me devolvió una sonrisa tan enorme y un abrazo tan efusivo que el miedo se me olvidó de golpe. Traía una cesta que dejó en la cocina, me dijo que iba al baño. En la cesta había una botella de vino tino y jamón ibérico.
Se sentó en el sofá mientras yo preparaba las copas. Llegué con todo el maridaje al salón, ella sonreía mientras observaba atentamente alrededor. No fui capaz de evitar decir: 
- Abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes! 
- Son para ver la parte buena de la vida – y sonrió- Tú también tienes unos ojos grandes.
Me preguntó por mí y por LaChica, se sorprendió y preocupó de mi nacimiento, me dejó hablar largo rato de la convivencia de LaChica y yo, y cómo avanzábamos en nuestra reconstrucción interior. Me escuchaba tan atenta que pensé que tenía las orejas tan abiertas como sus ojos. 
- Abuelita, que oídos tan atentos tienes! 
- Son para saber escuchar y aprender. Para oír la música, la lluvia, los pájaros, … y a lo más importante: a las personas.
Sonreí y me sonrió otra vez. 
- Abuelita, ¡que enorme y preciosa sonrisa tienes!
Sonrió una vez más y echó una risilla: 
- ¡Es que me he comido al lobo!
Yo solté una carcajada y ella se me unió. Reímos juntas largo rato.

No era literal, la Abuela no se comía nadie. La Abuela Origen vivía junto al Abuelo, un señor mandón que había ido haciendo pequeñita a la Abuela; ella quería sentirse bien y romper aquella situación, pero no era capaz y de ese deseo nació la Abuela que yo tenía delante. La Abuela AlterEgo era un simbiótico, y como yo, podía hacerse invisible y pasear a sus anchas por la casa de los abuelos. Así que cuando el Abuelo no se portaba bien con la Abuela Origen , el Alter Ego le tiraba del pelo, le hacía tropezar, le escondía las zapatillas o le bajaba los calcetines. Inocentes actos que la Abuela Origen sí veía y que eran una pequeña venganza que disfrutaba. La señora que tenía delante además se dedicaba a amedrentar a otros hombres de esos que no aman a sus mujeres y les dejaba notitas o les hacía inocentes bromas como al Abuelo.

Su historia y su pasión por disfrutar de la vida me conquistaron. Sus jueguecillos me crearon ciertas dudas éticas, pero transmitía tanta felicidad que me hicieron gracia.
Y entre historias y anécdotas pasamos la tarde; bebiendo vino, comiendo jamón  y hablando mal, y un poco bien, de los hombres en general, y de los de nuestras vidas en particular.

Mocho
, con caperuza roja

domingo, 14 de octubre de 2012

La chica del balcón

 Decir que caminar bajo la lluvia es de lo más refrescante puede parecer un tanto redicho, pero la verdad es que disfruté de aquella noche con una sensación de libertad renovada. Después de tantos años encerrada en la prisión de las excusas, bajo un aire opresivo, lastimoso y rancio, el olor del asfalto mojado fue todo un regalo a mis sentidos.

Para ser sincera debo confesar que el paseo no estaba planeado… Tuvieron algo que ver una bolsa de basura que tirar tras la comida y una servidora mirando una puerta cerrada con cara de idiota, pensando en las llaves que descansaban en la mesa del salón.

Mierda…

Tiré el cigarro que colgaba de mi labio, ya empapado por la lluvia que no dejaba de caer y empecé a caminar sin ninguna dirección en especial. Sólo por el placer de caminar sin rumbo ni planificación alguna. No al paraguas, no a la ropa de abrigo, no al calzado. 

Con un masaje en los pies gracias a los adoquines de la acera y con la cabeza en ninguna parte, me fui perdiendo por las calles vacías del barrio. Sin darme cuenta había empezado a sonar en mi cabeza una vieja canción que de inmediato empecé a canturrear. Moooon riiiveeeer, wiiider than a miiiile… 



Mientras caminaba en total soledad, mirando las ventanas cerradas y las persianas bajadas, me imaginaba a la gente en sus casas, babeando delante de la televisión o durmiendo el domingo, dejando escapar sus vidas sin mas…  Sin embargo, en uno de los balcones había una chica que miraba hacia la calle. En su mano sostenía un bloc y en su cabeza una nube repleta de ideas. Me di cuenta de que me miraba descaradamente, así que con una sensación de intimidad invadida decidí saludarla y seguir mi camino sin rumbo por calles desconocidas.

Mis pies me llevaron durante horas bajo la lluvia entre una sinfonía de goteos y lluvia torrencial. Caminé entre ventanas cerradas, balcones vacíos y canalones que derramaban todo el agua recogida en los tejados hasta que, sin saber cómo, llegué de nuevo a mi calle.

Una buena ducha y una taza de té caliente me devolvieron al calor del hogar. La ventana del baño que me había dejado abierta me salvó de seguir más tiempo a la intemperie y esa noche me dormí mientras rondaba en mi cabeza la chica del balcón. ¿De que coño me sonaba su cara? 

Pajarito.

domingo, 7 de octubre de 2012

Superheroína de barrio



En la última semana me han dado las dos claves necesarias para convertirme en superheroína en el barrio.

La primera me la dieron unas chicas que iban charlando por la calle y me confirmaron los rumores que se llevan oyendo semanas: "En el bar de debajo de mi casa además de raciones, pasan drogas." Los dueños son gente simpática y amable y a mí no me parecía que tuvieran una "carta alternativa", pero es lo que hay. El caso es que está bien saberlo por si… por si acaso, quién sabe! Está cerca y son de confianza.

También esta semana me he apuntado al gimnasio. ¡Está lleno de cruasanes! Cruasán es un tipo que no puede pegar los codos al cuerpo debido a sus supermúsculos. En el gimnasio me dijeron tres veces que si quería me hacían una dieta a mi medida, y yo me pregunté "¿qué tipo de dieta?: dieta de batidos rosas, de botes de polvo gigantes… uy,uy,uy…" Ojeé un folleto de complementos vitamínicos que tenían en el mostrador: ¿cómo puede una capsulita tener el 4275% de la cantidad diaria recomendada para un montón de vitaminas???!!??

Y pensé: dieta del gym + ejercicio a saco + psicotrópicos del bar de abajo = ¡SUPERWOMAN POR UN DÍA!

Esta receta mejor para otros, a mí me basta con saber que puedo hacerme invisible.

Mocho.